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martes, 20 de octubre de 2009

OXITOCINA


Una hormona ayuda a solventar los problemas de pareja
Un experimento demuestra que la oxitocina fomenta la comunicación y los comportamientos positivos en una discusión

Un equipo de científicos suizos ha estudiado por vez primera el efecto de la hormona oxitocina en las discusiones de pareja. Así, han demostrado que esta hormona, que ya se sabía que fomenta las relaciones sociales y los vínculos amorosos, ayuda a desarrollar comportamientos positivos en los conflictos, y facilita la comunicación entre los miembros de la pareja. Un total de 47 parejas heterosexuales participaron en el experimento, que fue realizado en laboratorio. A algunos de los participantes se les aplicaron dosis de oxitocina intranasal, mientras que otros recibieron un placebo. Tras el establecimiento del conflicto entre las parejas, aquéllas que habían recibido la oxitocina resolvieron mejor sus discusiones que las otras. Según los científicos, estos resultados apuntan a que esta hormona podría servir como apoyo a determinados tratamientos estándar ya establecidos para fomentar las capacidades de relación en humanos. Por Yaiza Martínez.
Por favor, los médicos que tengamos en escritores en red que se mojen. Hay que mandar varias garrafas a políticos, escritores enfadados, personas desconcertadas ante decisiones de interés, etc. tec.
Manuel, por favor, para mi uso personal necesito con urgencia una garrafa de unos 25.000 litros, que tengo cosas pendientes. Agradecida de por vida, ya lo sabes.

lunes, 19 de octubre de 2009

ESCRIBIR POR QUÉ Y PARA QUÉ

Hace algunos días leí algo que me impresionó. Está escrito por Cervantes y dice así:
El poeta puede cantar o contar las cosas no como fueron, sino como deberían ser. El historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.
Creo que todo intelectual tiene la función, consciente o no, de ser un testigo de su tiempo. Lo hace, a pesar suyo, muchas veces sin percatarse de su misión, pero la tiene, todos la tenemos, miramos las cosas que suceden a nuestro alrededor y algo nos mueve a coger la pluma o el ordenador y escribir. Ese "algo" puede ser angustioso, terrible, maravilloso, dulce... ¡qué más da! Lo importante en cualquier persona que piense es poder ejercer ese supremo derecho que es PENSAR y, por supuesto, expresar lo que piensa.
Nuestro país tiene un gran problema: nunca respetó al otro. Nunca trató de ver lo que en el otro había de verdad, de utilidad, de belleza... No, el otro es siempre un enemigo al que vencer. Nadie posee la verdad, por eso hay que buscarla. Espero que podamos hacerlo entre todos. Quizá como dicen, nunca demos con ella, es rebelde y huidiza.... pero.... ¡qué placer tan intenso buscarla!
Soledad Serrano

jueves, 10 de septiembre de 2009

LAS FOTOS


Estáis ahí, mirándome desde el papel, con el gesto hierático y los ojos prendidos en un punto que yo nunca lograré divisar; eternamente vivos en ese instante y hoy sólo fantasmas mientras os miro. De tarde en tarde, con una emoción y una prisa que no consigo entender bien, sin motivo alguno, os saco de los baúles, de los libros y os coloco sobre la cama, como una baraja extendida, unidos por familias, por amores o por odios; y allí, en medio de la magia, os devuelvo a la vida.
De muchos de vosotros, en algunos casos, ni tan siquiera sé el nombre, poco o nada conozco de lo que fueron vuestro paso por el mundo, pero en ese instante fugaz, a través de mis ojos sorprendidos, volvéis a la realidad y os rescato de la nada.
Detrás de vuestros cuerpos hay paisajes que, para mi desesperación, no conseguiré identificar nunca, personas que pasan fugaces en el momento en que fuisteis atrapados por la cámara, y que seguramente son fantasmas de otras vidas; estudios de fotógrafos con ornamentos de palacios o verbenas, aviones de cartón que no os llevaron volando a ningún lugar, disfraces que no lograron cambiar ni un ápice de lo que fue realmente vuestro destino.
La sonrisa está quieta, forzada, a veces, es sólo un esbozo; quizá os sorprendieron y no esperabais ser retratados en ese instante. Intento, sin conseguirlo casi nunca, descubrir mis rasgos a través de los vuestros, esa forma de ladear la cabeza, esos ojos grises, azules, castaños, la barbilla redondeada o agresiva, esa tibia sonrisa que deja nublada la mirada como guardando un secreto, aquel brillo excesivo para ser moral de las pupilas, el gesto nervioso de la mano, el dulce apoyo del brazo sobre un cojín... Pertenecéis a mi vida, estáis entroncados con mi pasado; sois sangre antigua que navega entre la mía, esa sangre que tuvo que correr y desgastarse en mil sentimientos desgarrados en mil guerras sin sentido, en mil heridas que yo nunca podré restañar.
Habéis sido mi geografía, tuvisteis que atravesar ríos, montañas, mares y continentes para llegar a este lugar casual en el que yo nací, a este cuerpo mío que os contiene en parte. Gastasteis toda la tinta de vuestra época para tratar de expresar aquello que, para mi desaliento, tampoco yo sabré decir. Amasteis hasta el desaliento, odiasteis quizá mucho más de lo que yo me he atrevido, fuisteis tenaces, francos, absurdos, conservadores, alegres y odiosos, ¡qué sé yo!
Tanto vientre portando semillas, pariendo lo que paso a paso, sin detenerse conformaría mi existencia. De la misma manera abriré yo mi vientre para que vuestra sangre milenaria escape libre a través de mis hijos; tanta vida corriendo por las venas, tanta muerte atrapada en las entrañas. Estáis en ese grito que, a veces, atenaza mi garganta y casi me impide respirar, en esa rebeldía que un día me llevará inexorablemente al fracaso, o en esa calma que aparenta indiferencia y que cubre incluso años de mi vida. Soy hasta el momento vuestra última respuesta, aunque os parezca, absurdo y nada pueda yo hacer por consolaros. Soy lo que ocurrió después, después de todo lo que fue vuestro, de aquella vida amable o pesarosa, de aquella pregunta que aún hoy clama por estallar desde mi boca; os contemplo con desolación y comprendo que la interrogación seguirá ahí, fija, absoluta y terrible, sin que yo pueda responderla y no tenga mejor postura que aquella que adopto con esfuerzo y que traslado a mis hijas por no devolvérosla.

lunes, 31 de agosto de 2009

EL CUERPO RECUERDA

Parece ser que las personas que, por alguna razón, pierden cierto tipo de memoria (hay varias que se ocupan de cosas distintas), no reconocen a sus familiares ni amigos, todo les es ajeno y el sufrimiento es atroz porque nada ni nadie le pertenece ni él pertenece a nadie.. Somos hijos de nuestra historia, sin ella, estamos perdidos. ¿Qué sería de nosotros sin poder recordar la imagen de aquella muchacha, ingenua y torpe, de faldita plisada y melena revuelta que bajaba los escalones de dos en dos, de tres en tres... La que gritaba fuerte, fuerte contra todo aquello que le parecía falso o inapropiado y, un día, tuvo que bajar la voz. Estamos tan llenos de razón siempre.
Somos aquel instante que nos dejó parados ante una verdad que no quisimos admitir, aquel otro en el que abrimos la sonrisa, la voz y la palabra...
Sigamos con lo anterior, que no quiero divagar. Os contaba las vicisitudes de los que pierden la memoria, Bien, pues a un médico se le ocurrió colocar unos electrodos en el cerebro y unos sensores en la piel de un hombre que tenía este drama en su vida y comenzó a enseñarle fotos de sus seres queridos. Una a una las imágenes de esposa, hijos, padres y amigos fueron pasando ante aquellos indiferentes.
—No, no los conozco; nunca los he visto... No me suenan de nada —respondía una y otra vez.
Pero su cerebro y su piel reconocían y los testigos cerebrales y los colocados en su cuerpo gritaban que sí. La respuesta galvánica de la piel estaba ahí para seguir queriendo, para recordar las caricias, el paso suave de la mano en nuestro pelo, el beso dulce o apasionado.
Podemos sufrir un accidente que nos deje sin memoria, pero, está claro que nada se va para siempre, la piel recuerda, la vista recuerda. No sé si es un consuelo, pero, indudablemente, impresiona.

sábado, 29 de agosto de 2009


VOLTAIRE
Uno de los escritores que más me divierten es Voltaire. Su inteligencia, su ironía y su inigualable sentido del humor, lo convierten en uno de mis favoritos. Coloco estas anécdotas para todos aquellos que quieran pasar un buen rato.
Cuentan que una vez, Voltaire, harto de un escritor muy deficiente que le perseguía para enseñarle sus escritos, le envió una carta en la cual se podía leer algo así como:
“Perdone que no le responda con mis opiniones sobre sus escritos, pero es que me he muerto y no puedo responder a las cartas que me escribís”
Parece que el escritor impresentable le escribió a Voltaire una carta con sus escritos, pero esta vez en el sobre ponía:
“Para Voltaire en el otro mundo”


Se atribuye a Voltaire una frase del poeta francés Voiture. Un día vio pasar una procesión, y al llegar la cruz frente a él, aquél se quitó el sombrero.
-¿Os habéis reconciliado con Dios? -le preguntó un amigo.
-Nos saludamos, pero no nos hablamos -fue la res­puesta.


Dice un viejo refrán que de los muertos sólo se deben decir cosas buenas. De este dicho se acordó Voltaire cuando en cierta ocasión hubo de hablar, contra su voluntad, ante la tumba de una persona a la que nunca quiso. Comenzó pues, en su discurso diciendo:
-Era un gran patriota, un amigo fiel, un esposo abnega­do y un padre ejemplar... suponiendo, claro está, que haya fallecido.

viernes, 28 de agosto de 2009



EXILIADOS
Acabo de leer un artículo que habla del exilio y me ha causado un gran impacto. Somos exiliados, desde el principio de los tiempos. No hemos hecho otra cosa que ir de un lado a otro expulsados por distintas razones. En África, hace casi dos millones de años, unos cuantos de nosotros, tuvimos que alzar la mirada y preguntarnos qué habría más allá, y hacia ese lugar ignoto, lleno de pesar y miedo, dirigimos nuestros pasos. Cuenta la Biblia , y todos sabemos que es uno de los libros más apasionantes que se han escrito, que Ella y Él se miraron sorprendidos porque supieron, sin que les cupiese la menor esperanza, que sus días en aquel paraje alegre y juguetón habían terminado. Abandonar la niñez cuesta tanto...
Miles de seres dejan sus valles, montañas, desiertos o ciudades para caminar hacia lo desconocido. La mayoría de las veces su camino conduce al horror, la desesperación, o lo que es peor, al olvido.
Nosotros, ciudadanos de primera, viajeros que descansan su hastío en vagones almohadillados, donde sólo los reyes ponen los pies, nos alejamos igualmente. No nos movemos, viajamos varados en nosotros mismos. Fuimos aceptando el exilio de las ideas más queridas, de los sueños que se gastaron de no usarlos, de la juventud que los produjo, de los sentimientos que creimos eternos...
Incluso de ti, amigo desconocido, vivo desgajada, No sabes quién soy ni cuál es mi exilio obligado. Nada sé de tu voz, ni de la fuerza de tu abrazo. Nada sé de nada.

martes, 25 de agosto de 2009